“Cuando fui a estudiar a Cuba, sabía que cuando volviera a Líbano no podría trabajar”
25.05.2023Las personas refugiadas de Palestina en Líbano viven una situación muy complicada. Además de que el 93% de ellas viven bajo el umbral de la pobreza, tienen muchos derechos restringidos por el hecho de ser refugiadas palestinas.
La ley del país impide a la población refugiada de Palestina el derecho a tener la ciudadanía libanesa. Sin este derecho, no pueden acceder a tener propiedades, ni siquiera en las que viven, o tener un contrato de trabajo. Esta situación afecta a más de medio millón de personas refugiadas.
Abdel Hakim Shana’a es el jefe de salud de UNRWA en Líbano. Trata a las personas refugiadas de Palestina en el país dentro y fuera de los campamentos. Él, como muchos otros, conoce la frustración de tener formación y estudios y aun así no poder ejercer su profesión con libertad. “Hay un sistema que segrega los derechos de las personas palestinas”, explica. “No podemos ejercer muchas profesiones. Por ejemplo, los médicos no podemos trabajar fuera de los campamentos. Tampoco los ingenieros o los taxistas”.
Abel estudió medicina en Cuba. “Cuando vi lo difícil que era conseguir atención médica o tratamiento para las personas refugiadas de Palestina en Líbano, decidí convertirme en médico. También para mejorar mi situación y la de mi familia”.
A pesar del esfuerzo por su formación en el extranjero, sabía a lo que se enfrentaría a su vuelta. “Cuando fui a estudiar a Cuba, sabía que cuando volviera a Líbano no podría trabajar, no podría abrir una clínica. Pero insistí en ir. Como muchos otros médicos, quería tratar de ayudar a mi comunidad”.
Encontrar trabajo es uno de los desafíos más grandes a los que tiene que hacer frente la población refugiada palestina en Líbano. Se enfrentan a prejuicios y a los rechazos, que agravan su salud mental y su situación económica. Esto ha provocado que el 86% de las personas refugiadas dependan de la asistencia de UNRWA como principal fuente de ingresos.
Abdel lamenta que estas restricciones y la escasez de recursos afecten directamente a la salud y a la atención sanitaria que reciben las personas palestinas. “Tratamos siempre de dar el mejor servicio a la población refugiada, pero siempre tenemos un obstáculo: el dinero”.
Según el doctor, aunque las condiciones de vida que sufre la población palestina en Líbano son muy duras, no pierden la esperanza. “Siempre tienes que vivir con la esperanza de que tú puedes cambiar algo, de que algo va a cambiar. Las personas refugiadas de Palestina, a pesar de todo lo que han pasado, piensan que algún día van a regresar a su país, a nuestro país: Palestina. Nosotros confiamos en que el mundo va a poner solución a esto”.