Cuando el deporte ilumina el futuro de las mujeres en Gaza
26.02.2020Ser mujer refugiada en Gaza y con sueños de alcanzar alguna meta deportiva no es nada fácil. El deporte es visto como algo a lo que las mujeres no tienen por qué acceder, aunque pueda ser la mejor vía de escape para evadirte de los problemas psicológicos que causa vivir durante 13 años el bloqueo israelí por tierra, mar y aire.
A pesar de los obstáculos, Rahma Mu’ammar mantiene firme su sueño: quiere montar un centro deportivo para mujeres en la franja de Gaza. Por sencillo que parezca, no es un sueño banal o que carezca de sentido. Sueña con la motivadora idea de animar a las mujeres de su comunidad a que practiquen algún deporte.
La profesora de Rahma, Fatma Qasha, fue su fuente de inspiración. Es maestra en nuestra escuela al Fukhari en Khan Younis, al sur de la franja de Gaza, y fue la primera en invitar a Rahma a unirse al equipo deportivo de la escuela después de notar cierta hiperactividad en ella.
“Me di cuenta de que Rahma es hiperactiva y tiene una energía que llegó a confundir a las otras chicas. Pensé que el deporte podría ser una forma de usar su energía de una manera positiva y que le permitiría lograr la autorrealización”, nos cuenta Rahma.
El deporte como vía de escape
En Gaza, el deporte es una vía de escape. Casi trece años de bloqueo israelí hacen mella en la población, desesperada y frustrada. Un niño o niña de diez años de Gaza, solo ha conocido la Franja como la cárcel más grande del mundo a cielo abierto. Esto hace, que el deporte también sirva como un medio saludable para apoyar el bienestar psicosocial de los niños y niñas que asisten a nuestras escuelas.
Como explica Qasha, “creo que el deporte y el ejercicio pueden ser una buena terapia para los estudiantes que se enfrentan a dificultades para expresar sus ideas o para aquellos que reaccionan violentamente. Los deportes no solo son importantes para la salud física sino que, al reducir el estrés, pueden ayudar a los niños a tomar mejores decisiones”.
Rahma no olvida el impacto que el deporte ha tenido en su vida: “Cuando la profesora Qasha me pidió que me uniera al equipo deportivo de la escuela me sentí muy entusiasmada y motivada, aunque no estaba segura de tener una habilidad para ello. Primero jugué como portera del equipo de fútbol de la escuela y, cuando terminó el proyecto, me uní al equipo de ping pong de la escuela. Gané el campeonato del colegio y luego me ascendieron para jugar para la municipalidad de Khan Younis y tuve el honor de quedar en primer lugar”.
Para Rahma las ventajas de practicar deporte van más allá de los beneficios terapéuticos. “No solo entreno, sino que trato de eliminar los estereotipos predominantes sobre las mujeres en los deportes al crear conciencia entre la comunidad sobre la importancia del deporte para todos y todas”.
Qasha fue el ejemplo que despertó el sueño de Rahma de establecer un centro deportivo para mujeres en Gaza. “Vivo en una comunidad que considera el deporte como un lujo; a las chicas no se les permite pensar en eso. La escuela me dio la oportunidad de disfrutar mis logros y expresarme. Gracias a Qasha me siento capacitada para persuadir a mi comunidad y para alentar a las mujeres a practicar deportes y hacer ejercicio”.
La experiencia de Rahma con el deporte le dibujó un camino con futuro: “Después de unirme al equipo deportivo de la escuela, tenía muy claro lo que quería hacer en el futuro: crear un centro deportivo para mujeres en mi barrio”.