“Cuando abrí los ojos, pensé que era un intento de asesinato y me angustié mucho”
11.08.2020El 4 de agosto Beirut cambió para siempre. Las personas que viven allí, también.
Líbano estaba atravesando la peor crisis social, económica y de salud, especialmente con el brote de COVID19, cuando el pasado 4 de agosto una explosión sacudió Beirut cobrándose la vida de cientos de personas, dejando a otros miles heridos y un número aún incalculable de personas sin hogar.
Entre las comunidades más vulnerables tras la explosión se encuentran las personas refugiadas de Palestina en Líbano. Personas como Jihad, Mariam y Chaker que ya saben lo qué es el desplazamiento y la pérdida.
Jihad Banat es carpintero. Estaba preparando sus herramientas cuando de repente escuchó la primera explosión. “Entré corriendo a la tienda y escuché la segunda. La explosión arrancó la puerta de hierro de la tienda, me golpeó en la cara y me desmayé. Cuando abrí los ojos, pensé que era un intento de asesinato y me angustié mucho. Solo quería que mi esposa y mis hijos estuvieran a salvo”.
Jihad nunca había visto tanta destrucción. “Todo fue espantoso. Había fuego, sangre y humo negro por todas partes y personas heridas. Lo que le pasó a Líbano me conmueve y me entristece mucho. Realmente deseo que los países del mundo apoyen a Líbano, un país que nos acoge a pesar de todo su sufrimiento”, sentencia Banat.
Chaker Khazaal estaba descansando con un compañero de trabajo y lo que al principio les pareció un terremoto, pronto se convirtió en lo que Khazaal define como “el familiar sonido de un bombardeo”. “Había cristales rotos por todas partes. Todo quedó destrozado. Es Beirut de nuevo. Ha habido explosiones en el pasado y, esta nueva, parece habernos sacudido a todos aquí en el presente. No puedo recordar la cantidad de veces que corrí por mi vida en Beirut, pero puedo recordar lo que se siente al ser un refugiado palestino apátrida que corre por su vida”.
Si por algo se caracteriza el pueblo de Palestina es por su solidaridad hacia el resto de comunidades con las que convive. “Como personas refugiadas de Palestina que vivimos y trabajamos en campamentos de Líbano, no podemos distanciarnos lo que ocurre en nuestro país anfitrión. A pesar de las dificultades que enfrentamos en los campamentos de refugiados, Líbano sigue siendo nuestro segundo hogar, el país en el que crecimos”, comenta Miriam Chaar, refugiada de Palestina en Beirut.
Tanto es así que varias de las iniciativas de apoyo a las víctimas de la explosión están impulsadas por grupos de personas refugiadas palestinas como Mariam. “No me creí la noticia cuando la escuché por primera vez”. “Cuando salimos a la calle nos trajo recuerdos de la devastación que ya habíamos vivido antes. Inmediatamente lanzamos una iniciativa, el programa “Soufra” de la Asociación de Mujeres”, explica Mariam. “Este esfuerzo alimentará a las familias que han perdido sus hogares y a los voluntarios que trabajan las 24 horas del día ayudando a las personas necesitadas. La capacidad de ofrecer ayuda a otros seres humanos en momentos de necesidad es lo mínimo que creemos que debemos hacer”.