Aseel, una niña refugiada de Palestina con discapacidad visual que sueña con ser profesora  

Aseel es una niña refugiada de Palestina de ocho años que vive en el campamento Nahr el-Bared, en Líbano. A su corta edad, tiene una bonita historia de superación detrás y un futuro prometedor gracias a su esfuerzo y al apoyo de su familia, de su centro educativo de UNRWA.  

Aseel es una estudiante con discapacidad visual que está estudiando tercero en la escuela de UNRWA Mazar en el campamento de Beddawi, en el norte de Líbano. Sueña con ser maestra algún día y demuestra a diario a su madre y al profesorado su gran talento y motivación. “Me gustaría ser profesora. Aún no estoy segura si quiero  ser profesora de inglés o de árabe, porque me encantan las dos materias”, asegura.  

No es fácil ser una niña con discapacidad visual en un campamento de refugiados, donde los recursos son mucho más limitados a la hora de aprender en igualdad de condiciones. A pesar de ello, la constancia de Aseel y el apoyo que recibe desde la escuela están logrando que siga el ritmo del resto de estudiantes. 

La madre de Aseel está muy orgullosa de su hija y muy agradecida por todo lo que está haciendo el personal docente de la escuela de Mazar. Este centro cuenta con una sala de apoyo al aprendizaje para estudiantes con discapacidad visual. Las personas con dificultades como Aseel disponen de equipos, materiales, publicaciones e impresoras en braille.  

“Mi hija recibe todo el apoyo del profesorado y de la administración de la escuela”, asegura. Además, está muy agradecida porque durante los meses más duros de la pandemia, cuando la educación era a distancia, Aseel pudo contar en casa con una máquina de escribir adaptada a sus capacidades y su maestro copió todos los materiales y apuntes en braille para que no se quedara atrás con respecto los demás alumnos y alumnas.  

El hermano mayor de Aseel también tiene discapacidad visual y es un gran apoyo para ella en casa, según explica la madre de ambos.  

Aseel, como cualquier niña, desea aprender, jugar, soñar y disfrutar en igualdad de condiciones que el resto de niños y niñas. Por ello, el acceso a una escuela, como la de Mazar, adaptada a sus capacidades es esencial para su educación y su aprendizaje.  

Por eso, trabajamos para que los niños y las niñas refugiadas de Palestina que asisten a nuestras escuelas cuenten con  aulas adaptadas a la diversidad funcional y reciban materiales y servicios centrados en sus capacidades.