Arriesgar la vida para traer al mundo a su hijo

“Estaba embarazada de seis meses cuando mi corazón se detuvo”, comenta Suad Jarad, refugiada de Palestina de 21 años en Gaza. Suad siempre supo que quería ser madre. Cuando tuvo un aborto espontáneo durante su primer embarazo, su deseo solo se hizo más fuerte y lo volvió a intentar poco después. Nunca se imaginó, ni siquiera en sus peores pesadillas, que tenía una enfermedad cardíaca que amenazaría su capacidad para tener hijos.

“Estaba en el sexto mes de mi segundo embarazo cuando de repente me desmayé. Tuve un infarto y entré en coma. Los médicos le dijeron a mi esposo que, si me despertaba, quedaría paralizada o sufriría pérdidas de memoria. Me desperté y, sorprendentemente, estaba bien. Pude caminar y recordé todo excepto el día de mi infarto. Ahora tengo un marcapasos. Mis médicos dejaron claro que el embarazo pondría mi vida en riesgo y que podría morir incluso antes de dar a luz a mi bebé. Me aconsejaron que abortara, pero no lo hice. Desafortunadamente, lo perdí durante el parto”, cuenta con tristeza Suad.

Cuando la joven se enteró de que estaba embarazada de su tercer hijo, fue inmediatamente al centro de salud de UNRWA ubicado en Sheikh Redwan, Gaza. “Llegué al centro de salud en el momento en que me di cuenta de que estaba embarazada. Confío en el personal aquí”.

De nuevo, insistió en quedarse con el bebé y arriesgar su vida para ser madre. “Quería escuchar la voz de mi bebé. Aunque fuera por unos momentos, aunque me costara la vida. Les dije a mis médicos que estaba segura de que daría a luz a un bebé sano y lo vería crecer. Lo sentí”. El personal del centro de salud respetó su decisión y la colocaron en la lista de embarazos de alto riesgo. Se le proporcionó información de atención básica, así como un plan de seguimiento personalizado. Además, un especialista cardíaco de guardia estuvo presente para atenderla en todo momento.

“Me trataron como si fuera su familia. Además de los cuidados habituales a mujeres embarazadas, me prestaron atención adicional por mi situación. Siempre me llamaban para ver cómo estaba”.

“Proteger su vida era nuestro objetivo principal”, comenta el Dr. Sanaa Najar, médica de Suad y directora del centro de salud de UNRWA en Sheikh Redwan.

La joven tuvo que desplazarse hasta Cisjordania, donde le realizaron una cesárea.  “Aunque ya no estaba en Gaza, el equipo de salud me llamó antes, durante y después de la cirugía. Me sentí muy arropada (…) Di a luz a mi hijo Ahmed el 12 de abril de 2021, un bebé sano. Fue el día más feliz de mi vida. Cuando le miro me doy cuenta de que valió la pena correr el riesgo”.

Suad renació cuando dio a luz a su bebé.