Afrontar la esclerosis múltiple sin seguro médico y sin trabajo
17.11.2020“En 2010, mis pies y dedos empezaron a sentirse adormecidos. Era como si no pudiera caminar. Pensé que era un problema con mi columna, así que decidí visitar a un médico”, comenta Buthaina Afana, una refugiada de Palestina de 59 años, del campamento de refugiados y refugiadas de Nahr el-Bared, en Líbano.
Buthaina se sometió a una gran cantidad de pruebas y finalmente se le diagnosticó esclerosis múltiple. “El médico me recetó medicamentos. Me preocupé mucho cuando me enteré de que las cuatro inyecciones que necesito cada mes cuestan dos millones de libras libanesas. No puedo permitirme ese gasto. Mi esposo está jubilado y no tenemos apoyo económico, a excepción de mi hija que trabaja en una peluquería, pero no puede cubrir estas necesidades”, agrega Buthaina.
Buthaina, como muchos refugiados y refugiadas de Palestina en Líbano, se enfrenta a las duras condiciones económicas que atraviesa el país y a su difícil condición de refugiada, por la que no puede acceder a una larga lista de oficios. Sus derechos humanos básicos, incluido el derecho al trabajo, se vulneran día tras día.
Estos desafíos se han visto exacerbados por las múltiples crisis que enfrenta actualmente el país a nivel económico, político y sanitario. Las condiciones de vida de hacinamiento en los campamentos, el estrés físico y mental, y los años de conflicto prolongado en la vecina Siria, hacen que esta vulnerable población sea particularmente susceptible a la amenaza constante de la pandemia de COVID-19.
En Líbano, la mayoría de las personas refugiadas de Palestina viven por debajo del umbral de la pobreza y no tienen seguro médico. “Cualquier enfermedad o accidente, especialmente ahora, puede ser devastador para una familia y agotaría o excedería abrumadoramente sus recursos económicos”, explica Buthaina. Las enfermedades crónicas a menudo requieren un tratamiento médico costoso durante toda la vida del paciente. Para hacer frente a los elevados costes de los tratamientos, los primeros gastos que recortan son los de la compra de artículos básicos, como los alimentos.
Los servicios de salud de UNRWA son, para la mayoría de la población refugiada de Palestina, la única fuente de atención médica; desde los servicios integrales de atención primaria de salud preventiva y curativa, hasta la hospitalización y el suministro de tratamientos y medicamentos para enfermedades crónicas específicas. Sin embargo, las dificultades financieras y la falta de recursos dificultan que la Agencia cubra plenamente las necesidades de salud de las personas refugiadas de Palestina en Líbano, como el caso de Buthaina. “Tengo mucho miedo. La noticia de que el Banco Central podría acabar con los subsidios estatales a los productos básicos y medicinas me aterra. Esto sería catastrófico”.
En 2016, para hacer frente a este desafío, en UNRWA establecimos el Fondo para Necesidades Médicas con el que se mejora el acceso a la atención médica de la población refugiada y se alivia su carga financiera. Es un apoyo complementario a los programas sanitarios regulares de la Agencia, que ayuda a los pacientes que padecen enfermedades muy complejas y que necesitan una hospitalización que les salve la vida o un tratamiento costoso, relacionado con enfermedades como el cáncer, la esclerosis múltiple y la talasemia.
“Las medicinas que necesito son muy caras. Me sentí aliviada cuando mi médico me dijo que el 80% de este tratamiento estaba cubierto por el fondo médico de la Agencia. Tenía miedo de que no lo pudieran cubrir. Estoy haciendo todo lo posible para pagar el 20 por ciento restante, que ya es una fortuna”, concluye Buthaina.