Adversidad en Gaza: el pájaro de Azmi   

La población civil, y especialmente los niños y niñas son los que más sufren las guerras. La mitad de las personas que han muerto por los bombardeos aéreos israelíes desde el 7 de octubre son niños y niñas. Además, casi 4.000 niños han resultados heridos. Muchos están en hospitales sin acompañante porque han perdido a toda su familia.  

Azmi Diab se encuentra entre los afortunados que ha sobrevivido. Tiene tan solo 13 años pero esta no es la primera vez que se enfrenta a los bombardeos. Él y su familia se vieron obligados a huir de su hogar y buscar seguridad en el centro de capacitación de Khan Younis, un refugio habilitado por UNRWA para acoger a personas palestinas durante la emergencia en Gaza. Sin embargo, en Gaza no hay lugar seguro. 

Azmi se enfrenta a los bombardeos y a estar fuera de su hogar junto a un compañero muy especial, su pájaro, que tiene como mascota. No quería abandonarlo, quería cuidarlo y no separarse de él. Es un miembro más de la familia.  

Las difíciles condiciones en el refugio de Khan Younis hicieron que la familia tomara la decisión de mudarse a la casa de unos familiares en el sur de la franja de Gaza. Desgraciadamente, una casa adyacente fue alcanzada por un ataque aéreo israelí y causó heridas a la madre, la abuela y la mascota de Azmi. Otra dura experiencia que sumar a la pesada mochila del niño. 

Tras esto, la familia regresó al refugio. Allí, Azmi hace frente al dolor de ver a su madre y a su abuela heridas e intenta cuidar de su mascota, con el miedo de que los bombardeos puedan alcanzarles nuevamente en cualquier momento.   

Las familias palestinas se enfrentan a numerosas circunstancias tan traumáticas como peligrosas. Según los datos de UNRWA, tras la orden de desalojo de Israel, alrededor de un millón de personas han sido desplazadas dentro de la Franja. Incluidas 513.507 que se refugian en instalaciones de UNRWA. 

El conflicto en curso está dejando cicatrices físicas y psicológicas imborrables en la población de Gaza. Las muertes, las heridas y la destrucción dejarán huellas muy profundas, especialmente en niños y niñas como Azmi, que han visto cómo su vida y la de sus seres queridos pende de un hilo, están aterrorizados por los bombardeos y no tienen acceso a recursos básicos. La población civil está traumatizada y necesita ayuda humanitaria urgente.