“A través de este juego estoy aprendiendo cosas importantes sobre mis derechos” 

En una soleada clase de la escuela preparatoria para niños de UNRWA en el sur de Amán, en Jordania, Anas, un refugiado de Palestina de 15 años ha descubierto una nueva forma muy especial de disfrutar mientras aprende. Siempre le ha encantado jugar con sus amigos en el patio del recreo, pero ahora dispone de una nueva herramienta para cultivar su mente.  

Ante la expectación de los alumnos, el orientador escolar presenta un pasatiempo muy particular que les ayudará a entender cuáles son sus derechos. Se trata de un crucigrama, que más que un juego es una herramienta diseñada por UNRWA para enseñarles sobre derechos fundamentales.  

El crucigrama, que cuenta con diez casillas y cada una de ellas lleva a diferentes conceptos de protección infantil, ha cautivado al alumnado. Mientras juegan, los participantes deben definir conceptos como la violencia, el acoso y la salud mental. La idea es que con cada respuesta se genere un debate y se llegue hasta la manera de reconocer posibles abusos.  

“El objetivo de los juegos con palabras cruzadas es aumentar la conciencia sobre la violencia contra los niños, mediante un aprendizaje participativo”, explica Shefa’a Almoutlaq, asociada de protección infantil de UNRWA. “Realizamos consultas con casi 30 orientadores escolares y más de 200 menores. La participación de los niños fue clave para desarrollar esta iniciativa”.  

“Me encanta jugar con mis amigos”, dice Anas. “Y a través de este juego estoy aprendiendo cosas importantes sobre mis derechos”.  

Dentro de este programa de UNRWA, además del crucigrama, el alumnado también puede hacer uso de un rompecabezas, de una revista sobre derechos de la infancia y de otros juegos, adaptados para menores con discapacidad.  

Ayman Salman, profesor de UNRWA, ve con demasiada frecuencia los problemas emocionales y psicológicos de los niños refugiados de Palestina. “Muchos trabajan después de la escuela para ayudar a sus familias. Por ello, los pasatiempos son una liberación muy necesaria”, asegura. “Estos juegos se convierten en sesiones de sensibilización, hacen que se sientan niños de nuevo y se dan cuenta de que UNRWA se preocupa por su bienestar”.  

En los campamentos de personas refugiadas de Palestina en Jordania, muchos alumnos de UNRWA se enfrentan a problemas en sus hogares, desde pobreza hasta la responsabilidad de contribuir en los ingresos familiares. Estas cargas a su corta edad afectan a su salud mental y pueden influir en su educación.  

Por ello, desde la Agencia trabajamos constantemente para proteger sus derechos y aliviar su ansiedad. Con profesionales de la salud mental y con herramientas innovadoras, tratamos de brindar apoyo fundamental y una vía de escape a los menores refugiados de Palestina que viven en contexto muy complicados.